jueves, 12 de marzo de 2009

Fuerza y Honor

[El caballero Juan Espinosa de la resucitada Orden de los Caballeros de Calatrava habla con nosotros mientras vigila los ejercicios de espada de sus jóvenes pupilos. Aferra con fuerza el pomo de la espada. Su cara está surcada por varias cicatrices que son disimuladas por una poblada barba. Su voz inspira confianza y seguridad ]

 

Como supongo que ya sabrá, nosotros, los de las órdenes militares surgimos como respuesta al vacío que surgió cuando las juntas militares provisionares se colapsaron tras la ofensiva (por denomirnarla de alguna forma) zeta. En aquellos momentos no existía un gobierno establecido, los ultimos reductos del gobierno establecido desaparecieron tan rápidamente como aparecieron los zetas. En aquellos días la gente se volvía hacia el gobierno buscando soluciones, incluso cuando la situación estaba más desesperada la gente seguía insistiendo en pedir ayuda al ejercito, al gobierno, a la monarquía, a la iglesia, en fin a alguien, y ¿sabe que obtuvieron por respuesta? ¡nada! Ya no existía nada en lo que creer, no había gobierno, no había nada, tan solo anarquía y zetas por todas partes. La gente trató de mantenerse unida, entendió que la anarquía no era una solución viable, había un sentimiento de esperanza, los zetas podían ser vencidos, solo se necesitaba tiempo. Y mucha gente decidió aguantar. Algunos no lo hicieron y pasaron a convertirse en bárbaros de la peor calaña. De la noche a la mañana el orden establecido había desaparecido y aquello era mucho más de lo que podía aguantar la mente de muchas personas. Bandas de saqueadores atacaban a todo lo que se movía ya fuese humano o no, y desgraciadamente aquellos bastardos causaron mucho más daño que cualquier horda zombie. La gente ya no podía confiar en los vivos y muchos cayeron víctimas de la depresión: algunos simplemente se durmieron y dejaron la vida, se cansaron de no encontrar esperanza ni siquiera en otros humanos. Otros dejaron que los zetas los devorasen, mientras que otros se encerraron tanto en sí mismos que ya no fue posible sacarlos de ahí.

Es en este contexto de desesperación cuando surgimos la órdenes militares: Calatrava(C.Real), Urquiza(Burgos), El Cuervo (Teruel) o Montoro(Jaen). Como un faro en la noche. Surgimos de un espíritu común de querer ayudar a la gente y todas ellas presentamos rasgos comunes en nuestra corta historia. Parada – confrontación – ataque, así es como lo podríamos denominar. Me explico, en casi todos los casos surgimos tras haber detenido a los zombies, luego surge un espíritu de lucha gracias a los constantes enfrentamientos, y finalmente en lugar de defendernos pasamos a liderar los ataques. Nuestras victorias se van haciendo populares, así como nuestro estilo de vida, que aunque resulte espartano ofrece una pizca de esperanza en un mundo deshecho.

Cuando el ejercito nos relevó no pudo más que admirar que unos tipos armados a la antigua hubiesen combatido tan bien. Es cierto que no hubieramos podido ganar la guera, éramos pocos y el proceso de acabar con los zetas a golpe de maza (o espada) era lento y fatigoso, los zetas que un caballero podía despachar en una semana los despachaba un gris en un día. Es cierto que ellos ganaron la guerra limpiando España de zetas, pero fuimos nosotros, los miembros de las órdenes de caballería los que permanecimos a lado de la población en todo momento, dándoles esperanzas y proporcionándoles toda la ayuda que nos era posible.

 

 [nota del autor: Juan hace referencia al color del uniforme del ejercito español. Se dejaron a un lado los uniformes de camuflaje para hacer uniformes sencillos y prácticos de un color neutro, en este caso gris.]

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